Magdalenas de turrón
Tómese esta entrada como una pequeña revolución estacional. ¿Qué es eso de que el turrón sea solo un manjar navideño? Bueno, como una revolución y como el aprovechamiento de una oportunidad. ¡Vayamos, pues, con unas magdalenas de turrón!
Hace un par de semanas hice la compra grande chocolates, azúcares y levaduras. Cada cierto tiempo toca. Pero es que cuando enciendes el horno semanalmente y entre aprender, enseñar y repartir casi te pasas el día entre harinas no te apañas con sebrecitos de levadura individuales, ni con tabletas de chocolate para deshacer. Así que cada equis tiempo montamos en coche y con una buena amiga que me hace de conductora y acompañante cargo repuestos en un supermercado enorme con cantidades enormes. Y el ir a tiendas nuevas ya sabemos qué tiene, descubres mil y una cosas que o no conoces o no tienes a tu alcance. Y ahí estaba, un pequeño bote negro y bonico de Antiu Xixona lleno de crema de turrón. Compré uno, pero volveré a por más, porque es la caña. Es una pasta untable, sin cachos de almendra y algo menos aceitosa que el turrón al uso, pero más cremosa. La he usado para hacer magdalenas, pero estoy bastante segura de que no será la única receta de turrón que pase por aquí. Porque vale mucho la pena. Y qué carai, te quita esa lastimica que da pensar que en navidades hay que comer turrones como si no hubiera un mañana porque luego no vuelves a olerlos en otros once meses.
Así que aquí vamos, con unas magdalenas de turrón. Densas, consistentes, intencionadamente poco dulces y prietas y como para comerte tres de una sentada. Recomiendo la lectura de este post antes de prepararlas, para hacernos con las indicaciones más genéricas.
Ingredientes.
– 180 gr de huevos (unos 3-4 huevos M, pero es de esas recetas que intento que sean peso exacto)
– 90 gr de azúcar blanquilla
– 200 gr de crema de turrón (o en su defecto de turrón de Jijona)
– 80 gr de aceite de oliva
– 150 gr de leche
– 180 gr de harina de trigo
– 60 gr de harina de almendra
– 1 pizca de sal
– 12 gr de levadura
– un puñado de almendras a cachitos o cubos
Proceso.
Dos principios claros que usaremos: aire en la masa y gran salto térmico para la cocción. Todo lo demás va rodado.
En un cuenco batimos el huevo metiendo bien de aire. Añadiremos el azúcar, integrándolo bien. Insisto en este punto. No hay nada más desagradable que masticar una masa y oír crujir el azúcar cuando no toca. Una vez tengamos un líquido homogéneo incluimos la pasta de turrón, a poquitos e intentando que no queden pegotes en el fondo. Por último alternaremos aceite y todos los secos (harinas y levadura previamente tamizadas).
Cubrimos con un film trasparente y dejamos en la nevera al menos media hora.
Precalentamos el horno a 200º. Entretanto rellenaremos nuestros papelillos y pondremos por encima pedacitos de almendra. Es una masa no excesivamente dulce, lo que abre la posibilidad de poner almendra crocanti perfectamente.
Cuando llegue al punto bajamos a 180º con aire y metemos la bandeja de magdalenas entre 13 y 15 minutos. ¿Cuánto exactamente? Se pega la cara al horno y cuando veáis que toca, que cada horno es un mundo. Pensad que hay 3 puntos dentro de una magdalena cocida. El primero, tierna, no muy morena, más bien húmeda; el segundo cocida, con cierto color y algo más seca -para mi gusto, para comer solas están demasiado secas, pero para comerlas abiertas con mermelada o mojadas en café es el punto perfecto-; y el tercero, evidentemente socarradas. Cuidado con llegar al tercer tramo, al ser piezas pequeñas es mucho más fácil de lo que pueda parecer. De ahí que mi recomendación hasta pillarle el punto a cada receta sea una silla y observar lo que hay en el horno.
Y con eso está todo. Dejamos enfriar y… ¡A disfrutar!